Mi Bueycaballo, el más fiel de todos

Si el tiempo me hubiera ayudado y el apetito, también, tendría en mi sapicoa un poco más que estos tres vasos de chivé, pedazo de charque y estos huevos cocidos locos de ser devorados por esta infernal hambre que tengo, sin contar la sed que reseca mis labios por el sol que me aborda.

Vaya suerte la mia después de haber perdido todo mi dia de pesca y por si poco fuera, quedé hasta sin canoa porque la chalupa se desvaneció en el rio. Ni pa´qué meterme en estas aguas, sabrá Dios que fieras y calañas de alimañas tendrá. Dejo nomas que siga la corriente mi naufragio hasta llegar a orillas y poder siquiera mondar un patujú de esperanzas, diría el finao "Limachi", como cual poeta inspirado.

Hay Dios, presiento que hasta mi "Bueycaballo" me traiciona, considerando que hasta ahora ha sido lo más preciado de mi vida y fiel causa de mis engaños -bueno, testigo de mis azañas, diría-. No llego a verlo donde lo dejé pastando. Espero que no se haya ido porque aquí sí que ni para los perros queda pedazo de verguenza y maldición de estos dias.

Oh!, ya te veo querido "Hormiga". Le llamo así a mi bueycaballo porque me recuerda a un personaje de mi pago; hombre esbelto, bellaco y coqueto, aunque también decían que era un pícaro con las vecinas, cosa que no doy fe porque poco me atrae esa descripción.

Ahora sólo deseo llegar a mi casa y descansar de estos tábanos y mosquitos que me hacen renegar de tanda desdicha. Pero primero pasaré por las "Argollas", lugar asiduo por caballeros, espero que pueda incorporarme considerando que tengo un bueycaballo. ¡qué dirán las damas de mi barrio!.

Un tachito no caería mal pues pensaba en un "chapunato", pero veo que partiría mi ganas locas de llegar a a hamaca.