martes, 20 de octubre de 2009

CON BUEN ANZUELO PARA LA PESCA

Cada día es parecido al anterior, con excepción de éste, pues estoy dormido y soñando -eso parece. No puedo distinguir si es que monto un caballo, expulso mis pies fuera de la hamaca o estornudo de la neblina matinal y el rocio del campo; lo que sé es que estoy encantado por la maravillosa trampa de escribir este recuerdo.

Siento que la mañana comienza con su aurora sobre mi cabeza y las brisas suaves del cuerpo matinal nos acompañan en este camino. Parece que llueve o es la humedad de la neblina de los días de Julio que confundo. Hace un poquito de frío y atenúa esta fatiga que siento de montado del caballo , pero me encanta; vamos con mi familia a pescar a la Laguna San Joaquincito.
Acabamos de entrar por la "recta deñ Rosario", cerca al bajio del mismo nombre para entrar a la estancia ganadera "San Mateo", rincón precioso y endémico de "mangabas", delicioso manjar que la naturaleza regala. Tenemos que pasar hasta llegar a los alisales de "Nieves", otra estancia ganadera, para seguir el camino carretero por las pampas que nos conducirán hasta los bajíos de San Joaquincito.

Nuestros abuelos comentaban que era una laguna muy grande y repleta de peces, de todas las especies de agua dulce. Espejo de prósperas tierras cargadas de sueños y emprendedores campesinos que mezclaban sus esfuerzo con el sudor clavado por los días de trabajo en los chacos cargados éstos de cultivos labrados con ahinco. Criadero de "gallinas doble pechugas"-diría Doña Laura Becerra-, expresión costumbrista referida a los pollos bien alimentados y de buena carne; también, chanchos, patos. Ejemplar de los cultivos era la caña de azúcar, insumo principal para los estancieros e intercambio natural con los del pueblo. Ya me imagino a los peladingos corriendo atrás de las mulas del trapiche para motivarlas con unas cuantas palmadas y que expriman con dureza cada caña de azúcar que introducían en sus cilindros previo de recibir el caldo, jugoso y dulce extracto de las cañas.

Aromáticos terruños húmedos y verdes. Días incontables de risas, trabajo y alegría. Fuente de pastizales naturales para la crianza de animales domésticos y salvajes. Por las mañanas experimentar el emblemático sabor del aire convinado con los restos animales de los corrales que se convertían en el paradigma de la estancia ganadera del mismo nombre.
- " Se apuran muchachos que estamos a punto de llegar y alistarse el encargado de los caballos que los otros nos iremos a pescar en esa canoa". Oí decir entre ratos porque me confundía el exquisito sabor de la imaginación que me llevó hasta aquellos momentos cuando fueron hermosos para este predio querido.
Un paso más y hubiera caído en el lodo que hasta las rodillas llegaba, bueno, teniendo en cuenta que me rodeaban los ocho años e imagínense la fatiga del tamaño. Esto sí hizo despertarme de mi locura imaginaria. Era momento de desmontar de los caballos y preparar los anzuelos para la pesca. Salió todo como nos lo imaginamos. Fue una pesca sin precedentes para la familia y los ejemplares seleccionados estaban a la altura de un pacú, especie exorbitante de aguas dulces benianas.

Agradables momentos e inolvidables de mi niñez. Sólo espero regresar y botar el anzuelo para convertirlo en una buena pesca, pero esta vez, de solidaridad.

( Rdo. de Don Jesús Justiniano, Humberto Jordán y Ningo Rojas )

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