lunes, 22 de marzo de 2010

La trampa en madrugada.

Foto: Patricia Gallegos

_ Ya hace más de una semana y Este 'Donjuan' que no aparece. Me han contado que sigue de chupa en chupa y no sé por qué deleites se las anda dando. Ni siquiera sus amigos son capaces de botarlo a la calle o traerle a su casa, al muy simberguenza de tipo.
Se escuchaba decir este tipo de comentarios al lado, mi vecina que reclamaba la usencia de su marido. Y si fuera poco, creo que no lo miraba a Don Cirilo unos buenos dias pero éstos marcaban más de los ocho.
Paso el tiempo y una tardecita de esas cuando el calor se apropia del horizonte y la humedecida naturaleza te invita a descansar, me atrevo a pregunatarle, qué pudo haberle sucedido, a Don Cirilo, esos dias de juerga pueblerina.

_ Mirá, hijo- me empezo a contar- no es que hubiera sido borracho sino que fue unos de esos gustitos que me quice dar de visitar a mis compadres y como esos no son pocos, pues te podés imaginar la cantidad de dia que pudo tomarme visitarles.( qué modestia genuina, dirán algunos).

Aconteció que pasada una semana de esas y a horas de la madrugada, decidió volver a su casa. Queriendo cruzar la calle para ingresar a la plaza del pueblo por la esquina de Chato Vargas, creyó ver una luces a media cuadra de la calle que lleva a Agua Dulce, arroyo circundante. Le pareció ver que esas luces salian de la casa de Pacù Montero o muy cerca de ella. Entre las dudas que tuvo fue imaginarse un velorio de difunto o qué cosa, sería. Paró su marcha unos minutos y con la pequeña lucidéz que le dejaba el alcohol, decidió seguir esas luces para poder descansar y mejor seguir su camino ya al otro dia por la mañana.

Imagínense que decidió ir al velorio, según él. Y asi ,pues, sucedió.

Ya pasaba un rato y no podía llegar a ver gente o romería en cerca a la luz que le guiaba. Porque de costumbre, los parroquianos joaquinianos deciden acompañar los velorios compartiendo agua ardiente y fumando cigarros de tabaco.

A don Cirilo le preocupaba no ver nada y sólo a este personaje que le invitaba a seguir caminando , tal como lo hizo desde el principio cuando le invito a seguirle. El insistía a que se presente y pueda saber de quién se trataba, aun así fue imposible averiguar quien era su incógnito compañero hasta que le exigiò al paso y supo casi percatarse del perfil de su desconocido caminate. Fue grandísima su sorpresa al ver que este individuo tenia un rosto horrible y no humano que a gritos le exigió saber de qué se trataba. Ya cuando la luz seguía vigente y como siempre lejana a su gusto, desenfundó su puñal de la cintura y lo retó a pelear o al contrario, alejarse de su humanidad indefensa, si se tratara del maligno viviente. 

Asi, pues, sucedió. Dió media vuelta para dejar se seguir la luz que le invitaba a descansar. Se percató que no habia seguido en la calle misma donde empezó su travesía sino en matorrales y espinas de una selva tupida, húmeda y oscura. La experiencia misteriosa le devolvió la sobriedad necesaria para poder ubicarse y llegar a las copnclusiones que pudo haber seguido su propia muerte desconociendo el caso. Por la mañana caminó siguiendo su instinto y pudo seguir las trillas de carretones que lo devolvieron cerca al rio Machupo.

Así, pues, sucedió lo que siempre se lo ha denominado como 'la trampa'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu sugerencia es de gran valor, anímate y escribe: