jueves, 26 de marzo de 2015

AGUACEROS NUESTROS Y AJENOS

San Joaquín de Agua Dulce
Para esas veces, después de una lluvia, significaba salir a caminar y refrescar en la tarde. Aprovechaba para arrear el ganado que se resistía llegar al corral. Entre chicote y matorrales, el pasto mojaba cada canilla de reces extraviadas. El cañuto de malvas espinosas sonaba como malezas en el momento de pisar sus tallos esponjosos y enjutos. Eran tiempos de ni niñez y no muy lejanos siquiera; ahorita es tarde para recordarlo porque mi tierra y mi gente pareciera que se han olvidado de sus riquezas; sólo buscan tesoros ajenos y costosos. Éstos pueden ser obtenidos a corto tiempo pero la tristeza de corazones es su destino. Mi pueblo está entre malezas; el mamuri invade sus venas y se amplifica la mancha negra entre su cultura profanada por razones y alienamientos forráneos.
Decía que, ahorita es tarde, refiriéndome al momento en comparación del ambiente de antes. Resultado de nostalgia, no es, ni lloriqueo de vejez.Es, manifestación de puro corazón para que cada familia se vaya enterando de que es temprano para volverse a otra manera de vivir.
San Joaquin nos bendice y siempre nos acompaña. No desperdiciemos la vida. Hagamos de nuestra gente un foco de dirección programada para los que después nos reemplacen y crezcan en abundante paz.
Las costumbres de otros, y sus vicios, son suyas y ajenas, son de ellos y no de nosotros. Las hojas viscosas-verdolagas son ajenas y no traen nada bueno, al contrario, inyectan néctar fugaz y sucio que atormenta cada día la dignidad de las familias. Sigamos usando el chivé y la pasoca como tapeque cotidiano. Es nuestra tierra y nuestra gente el maravilloso esplendor que acompaña la verdadera fuente de virtud y dignidad joaquiniana.

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